Conocida también como Balística Interior, “estudia todo lo que sucede dentro del arma hasta que el proyectil abandona la boca del cañón"
También se define como “la rama que estudia la forma en que la energía en reposo, contenida en el propelente se libera y se convierte en energía cinética de un proyectil” (Cibrián, 2007, Balística técnica y forense)
Atendiendo a dicha definición es oportuno explicar que existen tres pasos en el proceso de la conversión de la energía dentro del cañón:
a) Primero: La pólvora se descompone y se transforma en gases, al mismo tiempo se libera gran cantidad de calor por la combustión del propelente.
b) Segundo: Las grandes cantidades de calor generan alta presión en la recámara del arma, obligando al proyectil a separarse del casquillo, iniciando así su movimiento.
c) Tercero: La acción provocada por la presión de los gases, empuja al proyectil hacia la salida de la boca del cañón, y la reacción se traduce en el retroceso del arma.
Este proceso de combustión, es una de las razones por las cuales se le confiere el término de arma de fuego a los artefactos que emplean la deflagración de la pólvora para propulsar balas. Se puede decir entonces que la balística interior atiende los factores químicos y físicos que intervienen, para que el proyectil sea expulsado del arma, con una extraordinaria velocidad.
Dentro de la Balística Interna, encontramos lo que es:
a) Percusión: “Cuando el cartucho se encuentra alojado en la recámara del arma, y encontrándose herméticamente cerrada por la corredera, el tirador ejerce suficiente presión sobre el llamador paras que sean liberados los mecanismo de percusión” (Ibid, Pág. 188)
b) Iniciación del pistón: aquí la mezcla fulminante reacciona al aplastarse el recipiente que le contiene, produciendo la llamarada que se transfiere a través del orificio de destello al interior del cartucho.
c) Combustión del propelente: Consiste en el quemado relativamente paulatino de los granos de la pólvora, donde la rapidez depende de la forma y el tamaño de los mismos, originando un incremento progresivo de la presión y aumento en el volumen de los gases.
d) Movimiento del proyectil: En forma instantánea, la presión de los gases produce una dilatación del casquillo, ocupando todo el espacio disponible de la recámara del cañón, conjuntamente el proyectil se desprende del casquillo iniciando su movimiento frontal para ingresar al ánima del cañón.
e) Ocupación del rayado: el impulso obliga al proyectil a incrustarse en el rayado del cañón, cuyos campos se presentan en relieve y tienden a frenar por fricción el desplazamiento de la bala, pero por la presión que se produce incremente su velocidad y rota de una forma obligada en forma helicoidal del estriado del ánima.
f) Salida del Proyectil: Los gases iniciales pasan por delante del proyectil y salen primero del cañón, fenómeno éste conocido como “viento balístico, el que a su vez crea una depresión en la atmósfera por delante del arma, facilitando la entrada del proyectil en el espacio libre, que al seguir impulsado por los gases obtiene un incremento de su aceleración”. (Ibid, Pág. 190)
De esta forma el proyectil y los gases tienden a romper la barrera del sonido, lo que también depende de la potencia del cartucho. Así, con la expulsión del casquillo, se liberan los gases, disminuyendo drásticamente la presión en el interior del arma y el empuje posterior de los gases remanentes obliga al carro a iniciar su apertura. A la vez el casquillo aún alojado en la recámara, tiende a recuperar su forma original para facilitar su remoción, donde la uña extractora lo desplaza hacia afuera.
Entonces se puede decir que es una parte de la balística que estudia los fenómenos que ocurren dentro del arma de fuego, desde el momento de su carga y alimentación, hasta el momento que el proyectil sale del cañón y que son básicos para poder identificar las armas de fuego y sus proyectiles.
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