Claudia Mijangos Arzac nació en 1956 en Mazatlán, Sinaloa. Estudio comercio y ganó un concurso de belleza en su tierra natal.
Pero detrás de esa cara de aparente alegría se escondía una personalidad llena de problemas: tenía un carácter difícil y ciertos indicios de fanatismo religioso.
A pesar de esto logró formar una familia al casarse con un sujeto llamado Alfredo Castaños, con quien procreó a 3 hijos.
Luego de trasladarse a Querétaro comenzó a dar clases de catecismo en una iglesia de esa ciudad, lo cual acrecentó sus conflictos internos, pues se enamoró de un padre asignado a esa parroquia, a la par de que mantenía fuertes tensiones con su esposo.
La relación entre Mijangos y su marido era insostenible, por lo cual tomaron terapias de pareja las cuales poco ayudaron, el rompimiento era inminente. Incluso buscó que se anulara su matrimonio por la Iglesia pero esto no fructificó.
Mientras la ruptura matrimonial se materializaba, Claudia Mijangos comenzó a tener alucinaciones (escuchaba voces, veía ángeles y demonios) e ideas delirantes.
El 23 de abril de 1989, el esposo de Claudia recogió a sus hijos de la escuela y los llevó a la casa de Claudia. Allí, Castaños y Claudia entablaron una intensa discusión. La investigó sobre el padre Ramón y expresó su deseo de volver a estar juntos. Furiosa, Claudia defendió al padre Ramón y rechazó el deseo de Castaños de reavivar su relación. Antes de irse, Claudia amenazó a Castaños diciéndole que lo lamentaría. Después de cerrar la puerta detrás de él, Claudia subió a meter a sus hijos en la cama y se fue a dormir.
Unas horas después, el 24 de abril de 1989, alrededor de las 4 de la mañana, Claudia Mijangos se despertó con fuertes voces en su cabeza. Afirmó que las voces le decían que Mazatlán había desaparecido y que "todo Querétaro era un espíritu". Desesperada, Claudia llamó a su amiga Verónica Vázquez quien le pidió a Claudia que se calmara. Su amiga Verónica prometió venir por la mañana para ayudarla. Luego de la llamada, Claudia se levantó de la cama, se vistió, fue a la cocina y tomó tres cuchillos mientras sus hijos aún dormían plácidamente.
Cerca de las 5 de la mañana Claudia despertó a su hijo Alfredo de 6 años y lo atacó con un cuchillo. Apoyándose en la cama del niño, agarró su mano izquierda y se la amputó por completo. El niño gritó de dolor y terror. Despertada por el ruido, la hermana mayor de Alfredo, Claudia María, de 11 años, llegó a la habitación y le rogó a su madre que se detuviera. Cambiando de cuchillos, Claudia se abalanzó sobre su hija mayor y la apuñaló seis veces. Herida, Claudia María logró salir de la habitación y suplicó en voz alta a su madre clemencia. Los gritos de dolor y desesperación despertaron a los vecinos. Claudia tomó el tercer cuchillo y apuñaló a su hija Ana Belén de nueve años en el corazón. Claudia corrió escaleras abajo, buscando a Claudia María que se había desmayado en el piso del comedor y la había apuñalado nuevamente.
Tras el estado de shock en el que quedó Mijangos, fue internada en un hospital para tratar sus heridas. Luego de varias horas de permanecer sedada, despertó y aseguraba no recordar nada de lo sucedido.
Los exámenes periciales confirmaron que no hubo ningún otro implicado en el caso, más que Claudia Mijangos. También se pudo establecer que la primera víctima fue Alfredo, después Claudia María y finalmente Ana Belén, posteriormente la asesina se lesionó a sí misma.
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