Delitos de guante blanco o Delitos de cuello blanco son los nombres que se les da a aquellos delitos que se realizan sin aparente contacto delictivo con las personas (de ahí lo de blanco). Aunque ambos reflejan conductas delictivas contra el patrimonio y el orden socioeconómico, los delitos de cuello blanco y de guante blanco no deben confundirse, ya que los delitos de cuello blanco suelen afectar a una mayor parte de sujetos pasivos, siendo también mayor el desvalor de la acción debido a la posición de sus sujetos activos.
Los delitos de cuello blanco son aquellos en los que el delito o crimen suelen realizarse por personas con un estatus socioeconómico alto. Los delitos de cuello blanco más comunes son: el tráfico de influencias, el fraude, el lavado de dinero, el cohecho, el vaciamiento de empresas, la quiebra fraudulenta, el peculado , la malversación de fondos económicos; la delincuencia organizada.
Los delitos de guante blanco, en cambio, son aquellos delitos relacionados con el hurto, el robo, el plagio, la apropiación indebida, la estafa, entre otros, realizados sin violencia o intimidación directa. Se trata de delitos patrimoniales "limpios", que no ofrecen concurso con ningún otro tipo de delito contra la persona. Un ejemplo típico es el ladrón de cuadros de un museo que roba una pieza sin que nadie se de cuenta a tiempo, habiendo el ladrón entrado, aprehendido la cosa y marchado del lugar con ella sin mayor acción que esa.
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