Las cogniciones se refieren a las actitudes, las creencias, los valores y los pensa-
mientos que tienen las personas con respecto al entorno social, las interrelaciones, la naturaleza humana y sobre sí mismas.
En el caso de los asesinos seriales, esas cogniciones a menudo están distorsionadas. Las creencias de que a los niños se les debe disciplinar físicamente y con severidad, o que las víctimas en realidad no resultan dañadas por un fraude o un delito contra la propiedad, son buenos ejemplos de cogniciones que pueden conducir a actividad delictiva.
Los prejuicios también son una cognición que implica distorsiones de la realidad social. Éstos incluyen generalizaciones erróneas y simplificaciones exageradas acerca de los demás. Los crímenes motivados por odio o por prejuicios, por lo general tienen su origen en las distorsiones cognitivas y en los prejuicios de quienes los cometen. Muchos violadores seriales también distorsionan la realidad social hasta el punto en que atacarán sólo a víctimas que, de acuerdo con su percepción, “se lo merecen”.
Algunos agresores sexuales incluso se convencen a sí mismos de que no están causando daño a sus víctimas, mientras que los delincuentes de cuello blanco en ocasiones justifican sus acciones reprobables aduciendo que tuvieron que cometerlas para permanecer en los negocios.
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