LOS ANTECEDENTES
1870. Ansil L. Robinson (EE.UU.) fue acusado de asesinato. Sobre el principio de unicidad y con modelos dentales, tres odontólogos identificaron a Robinson como único culpable de haber mordido a la víctima. Sin embargo, el alegato de que los modelos no replicaban exactamente una boca fue aceptado por el jurado, y Robinson fue exonerado originando el primer documento judicial en los EE.UU. sobre la presentación de estas evidencias en juicio (Pierce et al., 1990).
1954. James A. Doyle (EE.UU.) fue condenado por robo, identificado por su mordedura en un trozo de queso. La defensa apeló el fallo argumentando que la prueba era auto-incriminatoria. Aunque la apelación fue denegada, el caso estableció antecedentes para la futura Quinta Enmienda Constitucional (Senn, 2011).
1969. Wayne Boden (Canadá) fue acusado de asesinar a varias mujeres en las que dejaba profundas mordeduras. Aun sin contar con literatura especializada, los peritos encontraron las coincidencias suficientes para condenar a cadena perpetua a Boden (Kennedy, 2011).
1970. La American Academy of Forensic Sciences (AAFS) reconoció a la odontología forense como especialidad y ese mismo año se creó la American Society of Forensic Odontology (ASFO). En 1972, la Canadian Society of Forensic Science (CSFS) desarrolló su propia sección de Odontología Forense (Senn).
1972. Milton Johnson (EE.UU.) fue condenado por el asalto y violación de una joven. Un odontólogo le identificó después de comparar sus modelos dentales con una fotografía de una huella de mordedura en la víctima. La defensa apeló la evidencia pero fue desestimada (Lipton et al., 2013).
1974. Walter Marx (EE.UU.) fue identificado por un equipo de odontólogos (Gerald Felando, Reidar Soagnnes y Gerarld Vale) en el cotejo entre los modelos dentales del sospechoso y las réplicas de la nariz mordida de la víctima. Aunque la defensa rechazó la técnica, la corte admitió su uso sentando un importante precedente jurídico. Este caso representa hoy el gold standard y la primera participación de odontólogos forenses trabajando en equipo (Pretty & Sweet, 2006).
1976. Richard Milone (EE.UU.) fue condenado por el asesinato de una niña. El caso es aún hoy conocido como la "batalla de los peritos" con 11 odontólogos forenses involucrados: Lester Luntz, Harold Perry, Irvin Sopher, Steven Smith, Raymond Rawson y Larry Pierce (por la fiscalía), y Lowell Levine, Curtis Mertz, Paul Stimson, Duane Devore y Homer Campbell (por la defensa). Las permanentes apelaciones y la introducción de nueva evidencia apuntando a otro sospechoso solo complicaron un caso que finalmente no fue favorable a Milone. Podría decirse que representa la contracara del caso Marx y el mejor ejemplo de la falta de un criterio único en la valoración de estas evidencias (Senn & Souviron, 2010).
Ese mismo año, el American Board of Forensic Odontology (ABFO) fue creado con el auspicio de la AAFS, la asistencia de la National Association of Medical Examiners (NAME) y un staff de prestigiosos fundadores: Edward Woolridge, Richard Souviron, C. Mertz (primer presidente), Arthur Goldman, G. Vale, Stanley Schwartz, L. Levine, Robert Dorion, P. Stimson, David Scott, Manuel Maslansky y George Ward (Senn).
Lesiones que provocan.
Los dientes producen muchos tipos de lesiones distintas:
Sistema de clasificación de Smith:
· Clase I: Eritema (= congestión superficial). Ejemplo: chupón.
· Clase II: Equimosis (extravasación de sangre), es un hematoma
· Clase III: Abrasión (erosión sobre la piel al moverse la víctima= cuando hay movimiento); se parece un poco a un arañazo.
· Clase IV: Laceración (penetración de los dientes en la piel)
· Clase V: Avulsión (pérdida de sustancia/de tejido por la mordedura).
¿En que ayudan a la criminalística?
Las mordeduras pueden considerarse como marcas figuradas o huellas dejadas por los dientes de humano o de animales sobre un sustrato, que puede ser la piel de sujetos vivos, cadáveres u objetos inanimados relativamente blandos. Se pueden analizar usando métodos similares a los empleados para comparar otros indicios físicos o impresiones en los que la comparación física de marcas producidas por instrumentos implica una medida y comparación detallada de los modelos de la huella con los modelos de una determinada herramienta. Algo similar ocurre cuando comparan las huellas dactilares, o las huellas dejadas por un zapato o el neumático de un coche.
El análisis de una mordedura incluye el examen cuidadoso y completo de la herida para compararla con los rasgos y características de los bordes incisales de la dentadura del sospechoso. El hecho fundamental es que las impresiones dejadas por el elemento duro (dientes y otras partes de la boca) sobre un soporte poseen unas características individualizadoras que pueden ser empleadas para la identificación del individuo que causó la herida.
Fonseca, G. M. (2013). Odontología Forense I: Las Huellas de Mordedura. Scielo. https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-381X2013000100023#:%7E:text=RESUMEN%3A%20Entre%20las%20pericias%20de,cuestionamiento%20a%20partir%20de%20una
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