Si, como los describen Shkrum y Ramsay, los fenómenos cadavéricos son los grandes simuladores, las lesiones post mortem producidas por la fauna cadavérica pueden en ocasiones resultar especialmente desconcertantes. Los animales predadores pueden producir daños post mortem en el cadáver que en ocasiones llegan a simular auténticas lesiones vitales o pueden distorsionar significativamente auténticas lesiones vitales producidas en el cadáver. De este modo, tales alteraciones pueden afectar el resultado de un estudio necrópsico si durante el mismo no se tiene en consideración la posible existencia de las mismas o si no se interpretan correctamente. Entre estos animales predadores, se describe en la literatura médico legal la posible acción de muy diversas especies, desde animales domésticos, como perros o gatos, mamíferos salvajes o animales marinos.
Las hormigas (familia Formicidae) son una familia de insectos del orden de los himenópteros, emparentados con las avispas (superfamilia Vespoidea). Se conocen más de 12.000 especies de esta familia de insectos. Ocupan todas las regiones biogeográficas del mundo y son capaces de adaptarse a los lugares más inhóspitos, soportando desde los –40ºC de la tundra ártica a los 70ºC de los más ardientes desiertos. Los formícidos, se encuentran entre los organismos que dominan la tierra, con una biomasa aproximada del 10 al 15% del total de la biomasa animal en la mayoría de los ecosistemas; y el lugar que ocupan en éstos es clave, interviniendo en el ciclo de nutrientes, en el enriquecimiento del suelo y en una gran diversidad de interacciones tróficas, tanto que se considera que el flujo de energía que pasa a través de ellas es superior al que pasa a través de los vertebrados que viven en el mismo hábitat.
Las hormigas tienen predilección por la piel en su proceso de depredación postmortal de cadáveres. Su acción depredadora la realizan en este caso mediante mordedura. Las lesiones que producen pueden tener el aspecto de pequeñas picaduras con signos de reacción vital, en el caso de especies agresivas, como la hormiga de fuego que atacan a seres vivos, pero habitualmente las lesiones que producen postmortalmente son más extensas y sin signos de vitalidad.
La morfología de estas lesiones es la de úlceras superficiales con márgenes ondulados. Estas úlceras pueden adoptar una morfología lineal ancha y sinuosa. Habitualmente, las lesiones tienen un aspecto seco y apergaminado de coloración marrón por la desecación de los planos cutáneos profundos, sin presencia de signos de vitalidad asociados, pudiendo plantear en ocasiones un diagnóstico diferencial con lesiones por abrasión o lesiones químicas.
Según diversos autores, las lesiones tienden a asentar característicamente en ciertos lugares típicos, como los párpados, los labios y los nudillos. En su acción sobre los párpados se describe típicamente la desaparición de las pestañas en el proceso de depredación, junto con las lesiones cutáneas ya descritas. Saukko y Knight citan un caso de Shappiro et al. en el que las lesiones por hormigas asentaron en la región cervical y llegaron a plantear el diagnóstico diferencial de estas lesiones con lesiones por estrangulación a lazo.
1. Shkrum MJ, Ramsay DA. Forensic pathology of trauma: common problems for the pathologist. Humana Press. 2007. 2. Byard RW, James RA, Gilbert JD. Diagnostic problems associated with cadaveric trauma from animal activity. Am J Forensic Med Pathol.2002;23(3):238-244. 3. Saukko P, Knight B. Knight´s Forensic Pathology. 3rd Edition. Edward Arnold Publisher.2004. 4. Wikipedia: Formicidae. http://es.wikipedia.org/wiki/Hormiga (acceso el 30-6-2008). 5. Gillott C. Entomology. 3rd Edition. Springer. 2005. 6. Prahlow JA, Barnard JJ. Fatal anaphylaxis due to fire ants sting. Am J Forensic Med Pathol.1998;19(2):137-142.
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