La dactiloscopia se basa en el análisis y la clasificación de los patrones observados en impresiones individuales. Los dactilogramas no son más que huellas dactilares. En el análisis forense, las huellas dactilares son las impresiones que quedan en las superficies del aceite que se depositan por el toque de una persona. Esto permite identificar positivamente a una víctima individual o probar la presencia de un sospechoso en la escena del crimen.
Las huellas dactilares están hechas de series de surcos y surcos en la superficie de un dedo; los bucles, espirales y arcos formados por esas crestas y surcos generalmente siguen una serie de patrones distintos.
Estas también contienen características individuales llamadas «minucias», como el número de crestas y sus agrupaciones, que no son perceptibles a simple vista. Las huellas dejadas por las personas en los objetos que han tocado pueden ser visibles o latentes.
Huellas Dactilares Visibles
Las impresiones visibles pueden ser dejadas atrás por sustancias que se adhieren a los dedos, como la suciedad o la sangre, o pueden tomar la forma de una impresión hecha en una sustancia blanda, como la arcilla.
Huellas Dactilares Latentes
Las huellas dactilares latentes son rastros de sudor, aceite u otras secreciones naturales en la piel, y no son normalmente visibles. Las huellas dactilares latentes pueden hacerse visibles mediante técnicas de polvo cuando la superficie es dura y mediante técnicas químicas cuando la superficie es porosa.
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