La mutilación mediante el desmembramiento o descuartizamiento, que constituye la separación por partes del cuerpo humano, es un gesto criminal relativamente infrecuente en nuestra sociedad actual; y obedece en general a la necesidad de ocultamiento de cuerpo de la víctima, ya que sin cadáver es excepcional demostrar el delito, o quizás establecer la dinámica de la muerte, que tantas veces nos lleva de la mano al autor.
La morfología de las lesiones que se encuentran en el cadáver, fundamentalmente durante el gesto del desmembramiento, requiere del uso de instrumentos que dejan la impronta en los tejidos, lo cual permite estudiarlos con más profundidad para identificarlos, vincularlos al hecho y estrechar la búsqueda del victimario.
El descuartizamiento se originó cómo una modalidad de sacrificio humano, que fue debidamente documentado por Oswaldo Chinchilla Mazariegos en la descripción de las esculturas y objetos de cerámica del periodo preclásico tardío, 400 a.c – 150 d.c, en la costa pacífica de Guatemala. El autor argumenta que dichos sacrificios estarían en relación a la fertilidad agrícola.
El descuartizamiento de caballos fue bastante usado en España durante la Conquista y el período colonial, aunque también lo emplearon otros países europeos durante la Antigüedad, la Edad Media y la Edad Moderna.
Recientes excavaciones al sur de Colorado, han descubierto el depósito individual más grande de seres humanos mutilados en el suroeste de Estados Unidos; Este depósito se remontaría al siglo VIII o IX, siendo los hallazgos de acuerdo los autores, no al origen ritual o punitivo, sino a lo que ellos consideran comportamientos generales resumidos en: la guerra (como trofeos), el control social violento (intimidación) y el canibalismo por hambre. Son, quizás, dos de las precedentes motivaciones, la guerra de facciones y el control social violento, que en Centroamérica de la actualidad, mayormente vinculada a grupos paramilitares y/o narcotráfico, han hecho surgir esta modalidad criminal a cifras escalofriantes.
En otro punto, se encuentran los desmembramientos realizados por criminales con fines de ocultamiento, o motivaciones agresivas vinculadas a la actividad sexual y en menor medida necro maníaca, perpetradas mayormente por individuos con trastornos psiquiátricos o bajo efectos tóxicos.
En relación a las comunicaciones científicas que abordan tal problema, en la era de las comunicaciones y la globalización se informan numerosos reportes de casos en la bibliografía especializada. Pero quizás los trabajos realizado por Püschel y Koops en Alemania en 1987 sobre 31 casos y sobre los cuales se basa la clasificación actual y de Jovan Rajs de Suecia, quien realiza un exhaustivo análisis sobre 22 muertes con mutilación el desmembramiento criminal en un periodo de 30 años, ambos abordan el tema desde el punto de vista médico legal y de la psiquiatría forense en forma seria y detallada.
El profesor Osvaldo Raffo en su obra “Tanatología”, dedica un capítulo entero al descuartizamiento criminal enumerando detalladamente algunos casos célebres en nuestro país y detallando los pasos a seguir por el médico legista e investigadores frente a esta situación.
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