La palabra “forense” tiene su origen en la palabra latina fórum, que era el espacio público en el que se celebraban los juicios públicos en la época de los romanos. La psicología forense se aplica en los procesos judiciales para aportar conocimientos sobre el comportamiento humano que ayuden a resolver los casos.
Un psicólogo forense puede actuar de varias formas en un procedimiento judicial, por lo que podemos destacar las siguientes:
· Como testigo experto ante un tribunal de familia. El psicólogo forense realizará evaluaciones relativas a los hijos para temas relacionados con la custodia, evaluaciones de abuso infantil, de asuntos de patria potestad etc.
· Como experto ante un tribunal civil. Puede actuar en casos de acoso sexual, discriminación, lesiones etc.
· Ante un tribunal penal. Puede realizar informes sobre libertad condicional, credibilidad de testigos, evaluación de delincuentes o de capacidad.
La función básica es determinar su un acusado, denunciante o testigo actúa en pleno uso de sus facultades. En los casos, por ejemplo, de un homicidio si el acusado sostiene que tiene sus capacidades mentales mermadas, debe ser un psicólogo forense quien determine si es así o no.
Un psicólogo forense no solo debe elaborar informes y evaluaciones de diverso tipo sino que también debe ser capaz de testificar sobre esos informes y evaluaciones para explicarlos ante el juez y las partes en condición de perito experto. Esto requiere una gran capacidad de comunicación y de concentración para poder ayudar en un juicio.
Las aplicaciones son muchas y la ayuda que puede prestar la psicología forense en un juicio es enorme de clara a esclarecer aspectos que ayuden a decidir al juez.
Otra de las funciones que puede tener un psicólogo forense es la de ayudar a la policía a determinar un comportamiento criminal para poder elaborar un perfil y desarrollar una investigación. Los psicólogos forenses que se dedican a esto pueden colaborar de forma muy activa en la captura de criminales.
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