El cerebro es un órgano tan poderoso e increíble, el cual permite que las personas puedan aprender y desaprender pensamientos, comportamientos y actitudes a lo largo de la vida. Esto desvirtúa la idea arraigada hasta hace unas décadas en la que se afirmaba que el Cerebro adulto no podía desaprender. Es decir, se entendía que a medida que se envejecía, se disminuían las posibilidades de nuevos aprendizajes, lo que en la práctica significaba una pérdida en la capacidad de reinventarse. Sin embargo, gracias a conceptos como la neuroplasticidad, se ha conseguido revertir esta idea.
La neuroplasticidad hace referencia a aquella condición que permite a las neuronas regenerarse tanto fisiológicamente como de forma funcional, logrando así crear nuevas conexiones sinápticas. La plasticidad no únicamente permite al cerebro recuperarse e incluso restablecerse ante trastornos o lesiones, sino que también puede reducir los efectos causados por diferentes alteraciones patológicas.
En los procesos de aprendizaje las conexiones sinápticas permiten que ante una nueva experiencia, el cerebro establezca una serie de caminos que posibilitan el tránsito de la información de manera más eficiente, produciendo así aprendizajes significativos que se incorporan en la memoria a largo plazo.
A modo de ejemplo, podría decirse que la Neuroplasticidad funciona de la siguiente forma, si estás en una carretera muy transitada, en la que todos los días tomas la misma ruta para llegar a tu trabajo y esto además de producirte estrés, también tiene consecuencias para llegar a la hora al trabajo, deberás cambiar la ruta. Es decir, tendrás que aprender una nueva ruta que te lleve al lugar. Al principio será un poco complicado, pero la experiencia y la repetición de la ruta hará que con el tiempo sea placentera y agradable. A nivel neuronal, cuando las mismas neuronas se conecten con la información, se producirá la sinapsis necesaria que contribuirá a incorporar el conocimiento a través de la práctica. Asimismo, el cerebro se flexibilizará y permitirá que lo que antes se veía como muy complejo y muy difícil de aprender, pueda finalmente lograrse. Y lo mismo ocurre con las demás áreas de la vida: se puede aprender o desaprender sin importar la edad de la persona o lo complejo que parezca el aprendizaje, tan sólo se necesita práctica.
Las primeras evidencias sobre la neuroplasticidad provenían de estudios realizados con animales, personas ciegas o sordas de nacimiento y con otras que habían padecido lesiones cerebrales. Aunque estas investigaciones resultaron fundamentales en el proceso de comprensión de la plasticidad del sistema nervioso, se objetaba a menudo que estos experimentos correspondían a cerebros de animales o de personas con características excepcionales que podían diferir del comportamiento habitual.
Como son muy conocidos el experimento de Eleanor Maguire con los taxistas de Londres (aumentaba su hipocampo al tener que memorizar un complejo callejero) o el de Thomas Elbert con los violinistas (se incrementaba la región de la corteza cerebral que controla los dedos de la mano izquierda) nos centraremos en dos estudios del científico español Álvaro Pascual-Leone que consideramos muy originales y significativos.
En el primero, se enseñó a la mitad de un grupo de voluntarios a tocar una pieza de piano con cinco dedos. Se observó que el entrenamiento continuo conllevó un aumento en la región correspondiente a la corteza motora que era responsable de mover esos dedos. Aunque ese resultado constituía una muestra clara de neuroplasticidad, no era novedoso porque otros experimentos habían llegado a conclusiones similares. Lo verdaderamente interesante resultó al analizar las imágenes cerebrales de la otra mitad de voluntarios a los que se puso a imaginar que tocaban la pieza. Se observó que la simulación mental de los movimientos activaba las regiones de la corteza motora que se requerían para la ejecución de los movimientos reales. Sorprendentemente, la práctica mental era suficiente para promover la neuroplasticidad.
El segundo estudio de Pascual-Leone que consideramos muy relevante es el llamado “experimento de la venda”. Durante cinco días, a un grupo de voluntarios sanos se les vendó los ojos. Durante ese período de tiempo se les mantuvo ocupados leyendo Braille (hay que desplazar los dedos sobre puntos impresos) y realizando tareas auditivas que consistían en diferenciar pares de tonos que escuchaban con unos auriculares. El análisis de los escáneres cerebrales mediante resonancia magnética funcional reveló que la corteza visual de los participantes, tras cinco días, modificó su función y pasó a procesar las señales auditivas y táctiles aumentando así su actividad. Después de retirar las vendas de los ojos, sólo debían transcurrir unas horas para que la actividad se redujera.
Dopamina y plasticidad
La dopamina es un neurotransmisor con importantes implicaciones educativas porque interviene en procesos de gratificación y motivación que son fundamentales en el aprendizaje. Se ha demostrado que el pensamiento positivo está asociado al córtex prefrontal del hemisferio izquierdo y que, en esta situación, se libera dopamina que activa los circuitos de recompensa. En niños con TDAH se ha observado una reducción en el tamaño del núcleo accumbens (ver figura 4), una región del sistema límbico relacionada con los circuitos dopaminérgicos, mostrando la influencia de los estados de ánimo en la atención.
En un estudio realizado con ratas, se demostró que la estimulación directa del área tegmental ventral, constituida por vías de dopamina, cambió las representaciones corticales de los sonidos escuchados. Si las ratas sólo escuchaban los sonidos sin ninguna estimulación eléctrica no se producía ninguna variación. Tanto en el cerebro de las ratas como en el nuestro existe una región cortical en la que hay neuronas que pueden representar distintas frecuencias que no conllevan preferencias de representación. La importancia de este experimento radica en el hecho de que la neuroplasticidad se daba en el córtex auditivo al estimular el circuito de gratificación de la dopamina, es decir, el aprendizaje de la tarea sonora estaba ligado a la activación de un circuito en el que interviene un neurotransmisor que sabemos cómo afecta al aprendizaje.
“En la práctica educativa, los docentes hemos de saber activar este sistema de gratificación de la dopamina con gestos, miradas o conductas agradables. Nuestro lenguaje no verbal desempeña un papel importante en la transmisión de componentes emocionales. Además, como ya hemos comentado anteriormente, lo novedoso motiva y facilita el aprendizaje.”
JIMENES MOJICA JUAN CARLOS/ La incidencia de la neuroplasticidad en el aprendizaje y en el neuroliderazgo/ https://www.isep.com/mx/actualidad-neurociencias/la-incidencia-de-la-neuroplasticidad-en-el-aprendizaje-y-en-el-neuroliderazgo
GUILLEN JESUS C./ NEUROPLASTICIDAD UN NUEVO PARADIGMA PARA LA EDUCACION/ https://escuelaconcerebro.wordpress.com/2012/10/04/neuroplasticidad-un-nuevo-paradigma-para-la-educacion/
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