Las personas con trastorno de personalidad antisocial suelen violar la ley y convertirse en delincuentes. Pueden mentir, comportarse violenta o impulsivamente y tener problemas con el consumo de drogas y alcohol. Debido a estas características, las personas que tienen este trastorno generalmente no pueden cumplir con responsabilidades familiares, laborales o académicas.
Las personas con trastorno antisocial de la personalidad cometen actos imprudentes, de explotación, engañosos e ilegales para beneficio o placer personal sin remordimiento; pueden hacer lo siguiente:
Justifican o racionalizan su comportamiento
Culpar a la víctima por ser tonta o indefensa
Ser indiferente a los efectos nocivos de explotación de sus acciones sobre los demás
Para el trastorno de personalidad antisocial, las tasas de prevalencia estimadas a 12 meses en los Estados Unidos (según criterios más antiguos del DSM) oscilan entre 0,2 y 3,3%. El trastorno de personalidad antisocial es más frecuente entre los hombres que entre las mujeres y hay un fuerte componente hereditario. La prevalencia disminuye con la edad, lo que sugiere que los pacientes pueden aprender con el tiempo a cambiar su mal comportamiento y tratan de construir una vida.
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