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Foto del escritorYahir García

Modelo del riesgo acumulado en la conducta criminal

Los investigadores están comenzando a entender que la exposición a múltiples factores de riesgo aumenta la probabilidad de que un niño, adolescente o adulto desarrolle comportamiento antisocial y otras conductas inadaptadas (Evans, Li y Whipple, 2013). “Probablemente la razón principal por la que en la actualidad esté tan difundido el uso de una métrica de múltiples factores de riesgo en la psicología del desarrollo se debe al hallazgo consistente de que la exposición a múltiples factores de riesgo tiene peores consecuencias para el desarrollo que la exposición a uno solo de ellos” (Evans et al., 2013, p. 1343). Por ejemplo, vivir en la pobreza es un factor de riesgo reconocido, pero la pobreza por sí sola no “causa” el comportamiento antisocial. La mayoría de los niños pobres no son antisociales. Sin embargo, vivir en la pobreza es una condición que abarca un espectro de riesgos que van desde factores ambientales de riesgo (por ejemplo, vivienda y educación por debajo del estándar, exposición a sustancias químicas tóxicas, vecindarios con alto índice de criminalidad) hasta factores psicológicos de riesgo, como exposición a la violencia, abuso de sustancias tóxicas por parte de los padres, desavenencias entre los padres y separación o divorcio entre ellos. Observe que estos factores psicosociales también pueden estar presentes en la vida de niños de familias que gozan de ventajas económicas. “Todos estos factores afectan el desarrollo del niño, y la confluencia de factores de riesgo ha demostrado tener un mayor poder explicativo que cualquiera de los factores individuales de riesgo considerado de manera aislada” (Doan, Dich y Evans, 2014, p. 1402).





El modelo del riesgo acumulado (RA) se ve favorecido por muchos investigadores del desarrollo, quienes creen que esa acumulación de factores de riesgo, en ausencia de suficientes factores de protección, produce resultados conductuales, emocionales y cognitivos negativos (Doan, Fuller-Rowell y Evans, 2012; Rutter, 1979). Más aún, el modelo RA predice que cuanto mayor sea el número de riesgos que experimente un niño o un adolescente, mayor será la prevalencia tanto de deficiencias cognitivas y de salud mental como de problemas conductuales que podría manifestar (Whitson, Bernard y Kaufman, 2013). Lo que importa es el número de diferentes factores de riesgo experimentados por un niño o adolescente. Como mencionaron Evans y sus colaboradores (2013): “en virtud de su sencillez (ya que basta contar el número de factores de riesgo), la métrica del RA se comprende rápidamente y puede explicarse con facilidad tanto a los legos como a los encargados de elaborar las políticas públicas”. Además, algunos investigadores prefieren representar el riesgo acumulado como un índice. Por ejemplo, como hicieron notar Wade y sus colaboradores (documento en prensa), “los índices de riesgo acumulado se han diseñado para someter a prueba la idea de que el desarrollo se ve afectado por la acumulación de riesgos ambientales más que por el nivel de un solo riesgo específico” (las cursivas proceden del original, p. 12). Hay una cantidad considerable de evidencia empírica de que esos índices resultan útiles para identificar los riesgos sociales que afectan los patrones de desarrollo, incluyendo el comportamiento antisocial (Wade et al., documento en prensa). En esencia, el número total de riesgos identificados y sumados constituyen el índice. Puesto que la exposición a múltiples factores de riesgo casi siempre tiene un mayor impacto que la exposición a uno solo de ellos, la identificación de los niños que enfrentan múltiples riesgos durante el desarrollo temprano tiene probabilidades de revelar quiénes son los que tienen mayor necesidad de servicios de intervención (Evans et al., 2013).





Como se mencionó, los factores de protección pueden amortiguar el efecto de los factores de riesgo. Los cuidadores que brindan apoyo y los ambientes escolares saludables son ejemplos de factores de protección. Muchos niños que crecieron en vecindarios con elevada criminalidad —aun cuando otros factores de riesgo hayan estado presentes— se convirtieron en adultos exitosos con la ayuda de padres amorosos y de profesores que los alentaban. Por consiguiente, los investigadores se han enfocado en los últimos años en explorar la eficacia de los factores de protección para mitigar o eliminar las influencias negativas de los factores de riesgo (Whitson et al., 2013).



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2 Comments


Me refiero a esta referencia: El modelo del riesgo acumulado (RA) se ve favorecido por muchos investigadores del desarrollo, quienes creen que esa acumulación de factores de riesgo, en ausencia de suficientes factores de protección, produce resultados conductuales, emocionales y cognitivos negativos (Doan, Fuller-Rowell y Evans, 2012; Rutter, 1979)

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Está interesante lo que escriben, me interesa la referencia de Evans, pero no la encuentro en ningún lado, ¿podrían compartírmela por favor?

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