El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que suele darse en las personas mayores de 65 años y que se caracteriza principalmente por la acumulación de objetos, desperdicios y basura en la propia casa.
En los años 60 se realizaron y registraron por primera vez estudios de este patrón de conducta. Pero el término se acuñó en 1975 haciendo referencia a Diógenes de Sínope, un filósofo de la antigua Grecia.
Según el estudio “Síndrome de Diógenes: ¿Cómo reconocer a quienes lo sufren?” publicado por la psicóloga española Ana Belén Santos-Olmo, especialista en el tratamiento de este cuadro: “El síndrome de Diógenes se da en personas que tienen una dificultad muy grande para deshacerse o separase de sus bienes y posesiones. Sin importar el valor real que tengan estos objetos, para estas personas son muy importantes, aunque al resto no nos lo parezca”.
Síntomas
Una de las características de este trastorno es que suele acarrear graves problemas de convivencia con los vecinos. Esto se debe al olor de la basura acumulada.
El aislamiento social es otra señal: de forma paulatina van perdiendo el contacto con todo su entorno, incluso con los familiares cercanos.
En las fases más avanzadas sólo mantienen contacto con las personas estrictamente necesarias, con las que interactúan para adquirir comida o algún otro producto necesario para sobrevivir.
Además de su apariencia descuidada por la falta de higiene, suele aparecer pérdida de peso y deterioro físico, porque no mantienen unos patrones alimenticios correctos.
Factores de riesgo
Existen diferentes factores que son comunes en la aparición de estos casos, aunque no siempre la persona llega a desarrollar el trastorno. Entre los factores más característicos están:
1. La edad. Como hemos mencionado, este patrón de conducta aparece en la mayoría de los casos en personas de la tercera edad. En esta etapa las personas tienen un modo de pensar y actuar más rígido, aunque el entorno les diga que el comportamiento que están llevando a cabo no es correcto.
2. Rasgos de personalidad. Habitualmente el paciente que desarrolla el cuadro tiene unos rasgos previos de personalidad como la tendencia al aislamiento, dificultades de adaptación social, rechazo de las relaciones humanas y el contacto social, carácter huraño, etc.
3. Alguna enfermedad mental. En algunos casos, estas personas ya tiene un trastorno o patología mental que desencadena la posterior aparición y mantenimiento del síndrome.
Tratamiento
En muchas ocasiones es difícil intervenir con estos pacientes por el propio aislamiento que sufren y porque no quieren ser ayudados. En el caso de que la persona acceda a comenzar un tratamiento éste tendrá diferentes áreas o puntos de intervención.
Es primordial que la familia se implique en el tratamiento. Será necesario explicarles por qué se ha producido el trastorno al igual que facilitarles pautas de actuación y comportamiento con el paciente. Será necesario realizar una limpieza y desinfección en profundidad de la vivienda. En la mayoría de los casos es necesario recurrir a una empresa de limpieza profesional.
Así mismo requiere una terapia psicológica: es necesario tratar con las personas determinados pensamientos y emociones. El tratamiento psicológico también irá enfocado a tratar algunas consecuencias psicológicas del trastorno, como la inseguridad, el sentimiento de rechazo y el restablecimiento de las habilidades sociales y de comunicación.
Como en muchos de los casos este patrón aparece junto con otras enfermedades, se requiere ayuda de otros especialistas.
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