La tricotilomanía es un trastorno que consiste en arrancarse compulsivamente los pelos de distintas partes del cuerpo, produciendo un fuerte sufrimiento porque desfigura la imagen de la persona o porque incrementa el estrés y la ansiedad. Se presenta también un tratamiento psicológico cognitivo conductual que ha demostrado su eficacia.
Definición
El DSM-IV la define como su característica esencial el arrancamiento recurrente del cabello que da lugar a una pérdida perceptible de pelo.
Sin embargo, tirarse del pelo puede darse sin que se note la pérdida del pelo y sin que se asocie ningún malestar. Esto indica que tirarse del pelo se puede considerar como un continuo que va desde un hábito sin trascendencia ni consecuencias hasta una tricotilomanía, que supone un problema psicológico importante, cuando desfigura a la persona y va asociado a un estrés notable (Duke y otros, 2010).
El lugar de donde más frecuentemente se arranca el pelo es del cuero cabelludo, pero también es frecuente de las cejas, las pestañas, la barba y del vello púbico. Una persona puede arrancarse el pelo de un único lugar; pero también puede hacerlo de distintos sitios. Con el tiempo los afectados se suelen ir arrancando pelo de más sitios. Típicamente el pelo se arranca de uno en uno, aunque también se pueden arrancar en manojos (Duke y otros, 2010).
Los niños se suelen arrancar el pelo inicialmente de forma placentera: pero con el tiempo conlleva un malestar importante.
El DSM-IV-TR lo define como un trastorno de control de impulsos que no está especificado de otra forma. Incluyendo dos aspectos: que inicialmente se da un incremento de tensión que baja cuando se produce el arranque del pelo. Sin embargo, entre el 17 y el 27% de los pacientes no son conscientes de la tensión, en contra de los criterios del DSM-IV.
Aunque se supone que podría ser igual de frecuente en hombres que en mujeres, en la práctica clínica se atiende más a las mujeres, quizás porque es más importante para ellas la estética, mientras que la calva en los hombre está muy aceptada socialmente.
Se suele dar unida a otros hábitos de movimientos repetitivos en el cuerpo, como pellizcarse o comerse las uñas.
Tipos:
Se distinguen varios tipos:
Comienzo temprano. Empieza antes de los ocho años y suele corregirse solo; pero hay que revisar como va evolucionando, porque puede que continúe en la edad adulta.
Automático. Se da sin conciencia de lo que se está haciendo, mientras se está concentrado en otras actividades, como pensar, estudiar, viendo TV etc. Afecta a ¾ de las personas con tricotilomanía.
La persona se concentra en lo que está haciendo y no lo puede evitar. Es el que se adapta mejor al diagnóstico del DSM –IV, que pone como criterio un impulso irrefrenable a hacerlo con un aumento de tensión que disminuye cuando se produce el arranque del pelo. Corresponde a ¼ de los afectados.
Lo más frecuente es que los tipos consciente y automático coexistan.
Para el tipo automático el tratamiento más eficaz es la reversión de hábito (Azrin y Nunn, 1973). Pero para el consciente son necesarias otras aproximaciones como la terapia de aceptación y compromiso.
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